INTENTANDO SER UNA PRINCESA


Ya casi es de noche. Entro a mi habitación. Esta vez no prendo las luces y camino muy despacio hacia mi gran espejo. Me detengo frente a él y lo miro fijamente, como siempre lo he hecho, levantando mi rostro y sonriendo, pero ahora mi mirada es distinta: ya no luce como antes, ya no parece tan vacía. Retrocedo algunos pasos y me acuesto en mi cama empezando a recordar.

Todo empezó aproximadamente hace 2 años. Era un día de verano y faltaban pocos días para volver a estudiar después de las vacaciones. 

Todo era estupendo. Vería más seguido a mis amigas y saldríamos a conversar sobre todo lo que habíamos hecho en este tiempo.Yo había notado que había subido un poco de peso en las vacaciones, pero era algo a lo que no le daba importancia hasta ese entonces. Pero un día, cuando salí con mis amigas a pasear, entramos a una tienda de ropa y comenzamos a ver lo nuevo que había en ella. 

PARA PADRES: ¿DROGAS EN CASA?


Como todos los fines de semana, Javier fue a visitar a su hijo Diego de 17 años. Mientras esperaba que su hijo retorne de visitar a un amigo, empezó a recorrer la casa que compartió tantos años con su familia. La culpa y nostalgia de la separación invadían sus recuerdos. 

Cómo olvidar la infancia de Diego y el tiempo que compartía en sus juegos y rabietas infantiles. De pronto ingresó a su habitación, abrió las ventanas, ordenó la ropa del piso y tendió la cama. Al sacudir las sábanas residuos de hierba cayeron al suelo. La intriga y la preocupación lo llevaron a revisar toda la habitación. 

En los bolsillos de una casaca encontró pastillas de diversos colores con figuras grabadas. Refundido entre los zapatos halló dinero, documentos que no le pertenecían y un par de relojes. ¡Dios mío! ¿En que se ha metido mi hijo?, exclamó.