Se afirma que la adolescencia es un
proceso de transición, de cambios, pasar de niño a adulto y no que es una etapa
definida en sí.
El adolescente tiene algunos riesgos en
caer en conductas negativas, como por ejemplo la facilidad de ser influenciados
por los medios de comunicación, la necesidad de ser el centro de atención, el
carácter impulsivo y el no pensar en las consecuencias de sus actos. Estos
riesgos pueden ser controlados por el adolescente y enrumbarlo adecuadamente en
el proceso a la adultez.
Lo esencial es que la adolescencia es una
etapa del desarrollo debido a que la persona está explorando, está conformando
su identidad, definiendo sus gustos y diferenciándose de los demás. Para formar
su identidad, y lograr más independencia y autonomía, se distancia de los
progenitores (que hasta ese momento eran su principal figura de referencia) y
comienzan a sentirse más vinculados con aquellos que tienen su misma edad.
En la adolescencia influyen, como en
cualquier otro momento de la vida: la educación recibida, la suma de
experiencias vividas, posibles acontecimientos que puedan perturbar el
bienestar de la persona –como fallecimientos en el entorno familiar, divorcio,
cambios de residencia, etc.
Es por ello que la adolescencia es una
etapa donde la persona deja de ser niño y empieza a transitar a ser a adulto, es
importante que forme lo que será en adelante, para ello es vital la información
adecuada, los referentes confiables y la amistad sincera, para poder elegir
bien y gozar de las consecuencias positivas y alegres que tiene esta vital
etapa del ser humano.
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