¿LA PASTILLA ES LA SOLUCIÓN?

Mily, es una adolescente de 14 años de edad, cursa el 3er año de secundaria, vive con sus padres y su hermano menor.
Es una alumna con buen rendimiento en la escuela, respetuosa de las normas de la casa y del colegio.
Ocupa su tiempo en realizar sus deberes escolares, le gusta mucho escuchar música y escribir.
Su madre está pensando acercarse cada vez más a su hija, de hecho está buscando ayuda porque en las últimas semanas ha observado a Mily triste, no sonríe, no habla y está muy preocupada porque encontró este escrito:



“Otro día gris, ya nada me alegra, quisiera no tener que salir a ningún lado, vivir encerrada, quisiera ser invisible y que nadie se dé cuenta que existo, que nadie vea lo gorda que estoy. Los chicos y las chicas de la televisión se ven tan bien, delgados, felices y famosos, la gente los admira y los siguen a todos lados, mis amigas también se ven bien, ellas son delgadas y bonitas, los chicos las miran, les hablan, las invitan a salir ¿en cambio a mí? Así como estoy nadie jamás se fijará en mí, soy una gorda fea.
Se acerca mi cumpleaños, quisiera que el tiempo se detenga, me miro al espejo una y otra y otra vez, por todos lados me veo horrible, me veré hecha un espanto con el vestido de fiesta, todos se van a reír de mí, nadie querrá pasar el roche de bailar conmigo, trágame tierra quiero desaparecer… no comeré; pero eso tampoco funciona, lo he intentado pero luego me da más hambre y no puedo controlarlo, ¿y si entro al gym? Hummm noooo, eso va a tomar mucho tiempo.
La única solución son las pastillas de Ericka, ella está en el salón de al lado y dice que son efectivas, es cierto porque tomándolas, en poco tiempo ha bajado bastante de peso, no tienen nombre pero eso no importa y aunque Ericka se ha vuelto muy nerviosa y hasta la han llevado al médico porque dicen que está desnutrida, igual creo que voy a comprarlas y después de mis 15 las dejo, a mí no me pasará lo mismo, creo que yo sí puedo controlarlo.

Aunque muchas veces tengo miedo, dudas sobre mi futuro; pienso en lo que le ocurrió a Ericka y me siento débil, me digo “no me pasará nada” pero inmediatamente siento odio por mí, culpa ¿qué hice para merecer esto? Quisiera poder contarle a alguien que me pasan muchas cosas, que ya no puedo seguir así, ¿será posible encontrar una persona que me escuche? He pensado en mi madre, la tengo cerca pero tan lejos a la vez, me cuesta iniciar una conversa con ella, tiene sus momentos, sé que me ama, me lo dice con frecuencia. Quisiera mamá que seamos amigas, sé que es posible”

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