Falta
poco para las 5:30 de la tarde. Algunos salen del trabajo, los más jóvenes del
colegio. Por las calles vemos como la gran mayoría dejó atrás la vestimenta ligera
y lleva abrigos o casacas para enfrentar el frío atardecer. Nos damos cuenta
que llegó el invierno, esa estación en la que jóvenes y adolescentes toman como
propicia para reflexionar sobre sus vidas, caminando bajo la lluvia, entre
amigos o en compañía de un café.
Notamos
cambios en nuestra rutina porque son diferentes nuestras actividades. Los fines
de semana de playa son ahora momentos para permanecer en casa alejándonos del
frío. Esta situación podría llevar a muchos a tener esas complejas sensaciones
de soledad, impaciencia o pérdida de interés. En ocasiones hasta se puede
llegar a sentir tristeza al recordar épocas pasadas.
Es
en esta época del año que muchos jóvenes intentan salir de la rutina, cansados
de esperar que las cosas vuelvan a ser como antes. Se presentan situaciones con
las que pueden pensar en otras formas de “pasar el rato”. Probablemente veamos
grupos de muchachos fumando bajo la excusa de contrarrestar el inclemente frío del
invierno o gente tomando un “calientito” con la misma excusa.
Las
opciones pueden variar hasta fumar o tomar algo más potente y es precisamente
entre estas opciones que pueden hacer su aparición la marihuana, el alcohol y otras
sustancias de riesgo.
Por
eso queremos ayudarte a interpretar de una forma distinta el cambio de rutina:
es necesario que esta temporada de frío no sea vista como una especie de etapa
de soledad o aburrimiento. ¡Por el contrario!, considérala una oportunidad para
reflexionar sobre el presente, teniendo en cuenta las metas trazadas y cómo
serán realizadas.
Siempre
podemos afrontar el cambio de una manera positiva, reconociendo las emociones
que surgen en el momento y aprendiendo a expresarlas, por ejemplo, escribir en
un diario o enviar un correo a un ser querido.
Otro
punto básico y necesario es evitar que el miedo al cambio sea más grande que
las ganas de avanzar. Es en este punto donde se pueden establecer nuevas
amistades, compartir experiencias, realizar un viaje o inscribirse en un
voluntariado. Puede impulsar a que las actividades y momentos de la vida queden
como un aprendizaje digno de enseñar, siempre tomando en cuenta el rol activo
de uno mismo en su plan de vida.
Es
así como nos damos cuenta que el invierno, como el resto de estaciones, no es un
determinante de nuestro estado de ánimo, sino por el contrario, es una
alternativa más para aprender a disfrutar de todas las etapas.
Recuerda
que el frío pasa, pero lo que aprendiste y cómo viviste tus emociones, de la
mano con tus buenas decisiones, quedarán siempre en tus recuerdos junto a la
calidez de tu corazón.
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