Él me llamó y me dijo que me amaba; y el tiempo se detuvo un instante. Escuchar su voz me hacía tan feliz, sentía que mi cuerpo se estremecía y se erizaba mi piel como cuando me besaba y me tomaba de la mano. Y en ese breve momento volví a sonreír después de todos estos días tristes y que no nos pudimos ver. Pero cuando deseaba contestarle, sentí como todo se desvanecía poco a poco; y lentamente se borraba mi sonrisa, y con ella se iba mi alegría y mi fe. Al abrir mis ojos y despertar a mitad de la madrugada; era obvio que se trataba de otro sueño que comenzaba y otro día que terminaba y seguía estando lejos de él.
Durante el día, estando en casa, quería saber cómo estaba Julio, por qué no entraba al Facebook ni respondía mis mensajes del WhatsApp que le había enviado hace unos días. ¿Dónde estará?, ¿Se habrá olvidado de mí? ¿Ya no me querrá?, me preguntaba y suspiraba.